España

V. ARTÍCULOS DIVERSOS SOBRE CONTABILIDAD DE GESTIÓN

Indice

 

 

 

INFORMACION  Y  CONTABILIDAD  DE  GESTION

 

Vicente M. Ripoll Feliu

(Acción Empresa­rial: 4º Trimestre 1990)  

 

 

      Los rasgos económicos distintos o diferen­ciadores de la sociedad actual con respecto a décadas pasadas se evidencian por medio de una serie de factores, tales como: revolución tecnológica, incremento de las unidades de consumo, avances en el campo informático, robotización, racionalización, información, des­centralización, etc.

 

     Estos aspectos han propiciado la aparición de una nueva mentalidad, una nueva cultura empresarial, en aquellas personas que tienen que llevar a cabo la dirección de la empresa, traduciéndose esto en una mejor y más abun­dante información, que relaciona los aspectos anteriormente señalados.

 

     Esa necesidad informativa aparece en el mo­mento que se comprueba que para diferen­ciarnos de la competencia, incrementar los re­sultados o tener un mayor grado de penetra­ción de nuestros productos en el mercado, hace falta organizarse, programarse y controlar sis­temáticamente todos los aspectos de la gestión de la empresa, a fin de no dejar nada a la im­provisación.

 

     En gran parte muchos de los fracasos em­presariales de la crisis de los años setenta, y de algunas empresas en la actualidad, se de­ben a la carencia o insuficiencia de adecuados sistemas de información y control.  Gran parte del éxito que consigue una empresa se debe a una organización, programación y control ra­cional de las actividades por ella desarrolla­das.  Eso nos lleva a que no sea suficiente tener un conocimiento amplio del entorno que nos ro­dea, o más concretamente del mercado en el cual operamos, sino que también se debe co­nocer a fondo el ámbito interno de la empresa.

 

     Los rasgos señalados anteriormente, relati­vos a ampliación de los mercados, incesante evolución tecnológica, etc., ha llevado apareja­do en algunos casos el aumento de la dimen­sión de las empresas.  Este crecimiento ha pro­ducido también un aumento de los costes y la aparición de problemas en el plano de la orga­nización interna.

 

     En el momento en que la dirección de la em­presa no ha podido hacer frente al control de la gestión en sus múltiples aspectos, ha tenido que pasar a descentralizase.  Este proceso lleva a que se genere una delegación de autoridad y responsabilidad de algunas de las funciones directivas.  Pero con el fin de que la dirección pudiera continuar desarrollando las finalidades de coordinación y control, a pesar de tal des­centralización se ha tenido que ir a la búsque­da de instrumentos adecuados que permitan equilibrar los efectos negativos de la amplia autonomía concedida a los diferentes segmen­tos empresariales.  Estas modernas técnicas de planificación y control no podían pasar por alto aquella parte de la contabilidad que está más relacionada con los procesos productivos, sur­giendo por tanto la contabilidad de costes como una herramienta de ayuda a la dirección.

 

     En la evolución natural que sigue la contabilidad en las últimas décadas ha tenido mucho que ver la revolución tecnológica a que antes nos referíamos, sobre todo en la parte que afecta a la información, y que se materializa en el campo contable, dentro de los sistemas de información, ya que los mismos se han ido adaptando a las nuevas y crecientes exigen­cias de la gestión empresarial.

 

     La contabilidad de costes se ha visto afecta­da por ese desarrollo hasta cotas altamente perfeccionadas de la información, lo cual ha redundado en la búsqueda de soluciones, más rápidas y menos complejas, de aquellos problemas relacionados con el establecimiento y determinación de los costes empresariales.  La incorporación del ordenador a la empresa tam­bién tuvo mucho que ver con la solución de esos problemas, ya que la gran cantidad de da­tos contables y estadísticos se podían disponer con un coste mínimo, además, la rapidez con que conseguía esa información, aumentó la utilizada para la dirección.

 

     Una vez explicados algunos de los rasgos que han incidido en la configuración actual de las empresas nos es más fácil entender dos tendencias relativas al campo de acción y por tanto de las funciones y cometidos que se le atribuyen a la contabilidad de costes.  Así, te­nemos una tendencia restrictiva, en la cual la preocupación de este tipo de contabilidad está basada en la determinación de los costes rela­tivos a los factores de la producción (materia prima, mano de obra y costes indirectos de fa­bricación), con el fin de poder llevar a cabo la valoración de los distintos inventarios.  Bajo esta acepción, la contabilidad de costes reclasifica por destino los gastos (grupo 6 del Plan General de Contabilidad español), que la cont­abilidad financiera ha clasificado por natura­leza con el fin de llevar a cabo el cálculo de coste de los productos fabricados (coste de producción).

 

     La otra tendencia, extensiva, analiza desde el punto de vista de la gestión el lugar que debe ocupar la Contabilidad de Costes en el esquema de la organización empresarial, su­ministrando a la misma la consistencia eco­nómica exacta de los hechos empresariales y sugiriendo su interpretación para los fines de la política general.

 

     Esto ha dado lugar a que desde el objetivo original, facilitado por la tendencia restrictiva, encaminado a la recogida y determinación de los costes reales de las unidades producidas, se hayan ido atribuyendo poco a poco otros cometidos y metas, que han ampliado su cam­po de acción.

 

     Mientras que bajo el primer enfoque este tipo de contabilidad era utilizado únicamente en empresas industriales (de ahí su denomina­ción hace unos años de contabilidad indus­trial), en la actualidad se aprovecha su esencia analítica, y sus servicios son utilizados en otros sectores, en los que se siente la necesi­dad y la conveniencia de análisis precisos en materias de costes.

 

     Al expandirse los procedimientos contables, éstos ya no sólo determinan el coste de pro­ducción de un producto terminado o el de pres­tar un servicio, al final del ejercicio económico, sino que dichos cálculos son obtenidos en el mismo período de tiempo en que se está lle­vando a cabo la transformación de factores en productos ya que esa es la única forma en que la dirección puede ejercer un control efec­tivo sobre los distintos tipos de costes.

 

     La dirección de la empresa necesita, por tan­to de la formulación de objetivos y programas que tiendan a prever, con anticipación sufi­ciente, acontecimientos vitales (producción, ven­tas, compras, prestación de servicios, etc.), y a enfrentarse con los riesgos que surgen al lle­var a cabo inversiones importantes.  Esta for­mulación deberá expresarse en términos de cantidades y costes, o sea en base a especifi­caciones de carácter técnico y económico.  La capacidad de análisis se utilizará, por consi­guiente, para prever y controlar, y los datos suministrados por la contabilidad de costes deben permitir a la dirección la intervención más eficaz y segura para el logro de los objeti­vos y programas.  Esto ha llevado a que la Con­tabilidad de Costes al ampliar su campo de ac­ción se convierta en un subconjunto de la denominada Contabilidad de Gestión, la cual no sólo se centra en el cálculo del coste del producto y en la valoración de los inventarios de la empresa, sino que además suministra la información adecuada para llevar a cabo un adecuado control de las condiciones de traba­jo, convirtiéndose también en apoyo impres­cindible para la adopción racional de las deci­siones de gestión.

 

     Los hechos anteriores han originado que dentro de la profesión contable se empiece a con­siderar esta nueva extensión del campo de acción de la Contabilidad de Costes, y reciente­mente se creó en el seno de la Asociación Española de Contabilidad y Administra­ción de Empresas la Comisión de Principios de Conta­bilidad de Gestión, en donde estamos traba­jando para responder al interés de distintos sectores empresariales, que demandaban la existencia de pronunciamientos, al igual que se realiza en la doctrina americana, respecto a la gran cantidad de temas y facetas relaciona­das con la contabilidad de gestión.  Esto dio su primer fruto en enero de 1990 con la apari­ción del Documento número 1, denominado "El marco de la Contabilidad de Gestión".  En él se indica que esta contabilidad surge de la evo­lución de la contabilidad de costes, con el fin de hacer frente a las mayores demandas in­formativas de la empresa moderna y se define como aquella rama de la contabilidad que tiene por objeto la captación, medición y valoración de la circulación interna, así como su raciona­lización y control, con el fin de suministrar a la organización la información relevante para la toma de decisiones empresariales, estando el contenido de la misma relacionado con los te­mas siguientes:

 

           -  La organización del proceso productivo.

           -  La optimización de la capaci­dad exis­tente.

           -  La utilización de los medios disponibles.

           -  El factor humano.

           -  El aprovisionamiento de los factores co­rrientes de la producción.

           -  El análisis y la relación de causalidad en las desviaciones controlables.

           -  La asignación de responsabilidades.

 

           Cualquier modelo que utilice la contabilidad de gestión tratará de suministrar una información racional a través del cálculo de los costes y su relación con los ingresos de los distintos productos, con el fin de poder efectuar el análisis de márgenes y resultados y la toma de de­cisiones con un menor índice de riesgo.

 

     Para la Comisión, el modelo de contabilidad de gestión analizará las fases siguientes:

 

           - Establecer unas normas.

           - Programar a corto plazo.

           - Confeccionar los presupuestos.

           - Controlar la gestión de las actividades.

 

     Al realizar la contabilidad de gestión un aná­lisis técnico-económico de la faceta interna de la empresa, y exponer su grado de funcionali­dad y adaptación al medio ambiente, el modelo elegido debe suministrar en todo momento la información deseada.

 

     La contabilidad de gestión no se rige por principios tan rigurosos y normativos como la contabilidad financiera, sino por normas gene­ralmente aceptadas que suministran la infor­mación global o fragmentada de los diferentes objetos de coste, y permiten analizar y tomar decisiones estableciendo un control preventivo y correctivo.